Este poema acompañó y dio fuerzas a Nelson Mandela en sus cuarenta años de prisión.
Por encima del dolor y de la tristeza, más allá de todo lo que me arrebaten tengo algo que
no pueden arrebatarme si yo no se lo doy: la dignidad.
Pueden arrebatarme mis derechos, pueden quitarme mis sueños, pueden quitarme los objetos materiales que me queden pero no podrán hacer que los mire a la cara y sienta que son superiores a mí. No podrán nunca ser dueños de mi alma, nunca tendrá precio suficiente para ellos. Soy Invictus...
¿Cuándo fue la última vez que te dijiste: "te quiero"? A ti, no a otra persona.
Ayer fue el día de San Valentín, el conocido como día de los enamorados. Se considera que ese día debe decirse a la persona amada lo mucho que se la quiere y regalarle algún detalle. Se dibujan corazones, se regalan poemas, se escriben cartas de amor, se regalan flores... Pero ¿y qué pasa con nosotros mismos? ¿Cuándo nos dedicamos un día para decirnos lo mucho que nos queremos? ¿Y nuestro regalo?
El vídeo anterior corresponde a una gran película llamada Angel-A del director Luc Besson. En ella podemos ver a una mujer que enfrenta a un hombre a su imagen en el espejo para que pueda mirarse a los ojos. ¡Qué gran ejercicio es ese! Qué hermoso es mirarse al espejo y dedicarse a uno mismo las tiernas palabras que dedicamos a las personas que amamos. Y cuánto nos cuesta hacerlo...
Al mirarnos al espejo sentimos vergüenza, a veces no nos reconocemos y no podemos mirarnos de frente, otras no nos gusta lo que vemos por eso pasamos de nuestro reflejo. Pero se nos olvida un pequeño detalle, si no somos capaces de decirnos a nosotros mismos lo mucho que nos queremos, si realmente no nos queremos, nadie lo hará. No encontraremos a nadie que nos quiera tal y como somos porque nosotros no lo hacemos, y lo que es peor, tampoco seremos capaces de amar a nadie sin amarnos antes. No llegará el amor a nuestras vidas si no tiene ya una habitación en nuestra alma.
El amor, ese bendito sentimiento que arrasa cuando llega, que hace tambalear cimientos y que, si quisiéramos, podría mover el mundo. Ese amor que tememos vivir por el miedo a sufrir y nos lo perdemos. Es el vendaval que da la vuelta a la vida y la deja patas arriba, es el sentido de nuestra existencia.
Por eso te invito, a ti lector, a mirarte al espejo, a observarte con cariño, a dejar de lado los juicios y las quejas y a besarte con la mirada. Sonríe, mira lo guapo/a que estas y échate algún piropo que sirva para calentar tu corazón con palabras de amor.
Tan importante es amarse a uno mismo como amar a los demás, es bueno que no lo olvides.