Este poema acompañó y dio fuerzas a Nelson Mandela en sus cuarenta años de prisión.
Por encima del dolor y de la tristeza, más allá de todo lo que me arrebaten tengo algo que
no pueden arrebatarme si yo no se lo doy: la dignidad.
Pueden arrebatarme mis derechos, pueden quitarme mis sueños, pueden quitarme los objetos materiales que me queden pero no podrán hacer que los mire a la cara y sienta que son superiores a mí.
No podrán nunca ser dueños de mi alma, nunca tendrá precio suficiente para ellos.
Soy Invictus...
No podrán nunca ser dueños de mi alma, nunca tendrá precio suficiente para ellos.
Soy Invictus...
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