Desde hace unos meses estoy haciendo unas sesiones de terapia de relajación con una niña de 5 años diagnosticada de TDAH. Es una pequeña muy inquieta, que busca estímulos constantemente, muy curiosa, con muchas ganas de hablar y con una gran imaginación. Es una niña inteligente a la que los médicos consideran diagnosticada con TDAH o Hiperactividad, no toma medicación porque así lo decidieron sus padres, cosa de la que me alegro. Como sabéis actualmente muchos niños están diagnosticados con Hiperactividad y toman tratamientos muy fuertes que, en ocasiones, los dejan medio adormilados. Para diagnosticar a un niño de TDAH no se realizan pruebas médicas, basta con que el niño presente cierta rebeldía, falta de concentración y muchas ganas de moverse. Yo no soy psicóloga ni psiquiatra, vaya eso por adelantado, pero no me creo esa enfermedad. No niego que haya niños que necesiten la medicación porque son incluso violentos y son menos dañinos para los demás cuando se les medica. Pero hay un gran número de niños, que considero que no tienen ninguna enfermedad, simplemente son niños que han nacido en un mundo lleno de estímulos, en un mundo rápido y con una gran cantidad de nerviosismo en la población. Son niños que reflejan lo que tienen a su alrededor.
El caso es que me dedico a la docencia particular y tengo el título de Educadora Transpersonal, es decir, soy una maestra de educación integral que considera que el desarrollo del niño se produce no solo a nivel físico y psicológico, sino también a nivel espiritual y emocional. De manera que al mismo tiempo que trabajo el repaso escolar también trabajo el desarrollo de sus emociones. Esto ayuda a que el niño presente una mayor atención, motivación y confianza en sí mismo. Lo que repercute directamente en su rendimiento académico, aunque mi verdadero objetivo no es su desarrollo en la escuela sino su desarrollo personal.
Hace un tiempo descubrí que la relajación y meditación con niños diagnosticados con TDAH, mayores de 8 años tenía muy buenos resultados. De hecho hay escuelas en EE.UU. y también aquí en España que han introducido en el aula la meditación. Al ver esos resultados y conocer el caso de la niña con la que trabajo, me embarqué en intentarlo con una edad más pequeña y con el añadido de su nerviosismo.
A día de hoy la terapia funciona bien, la niña protagoniza pequeños momentos de serenidad y tranquilidad. Aunque parece que está jugando, está interiorizando todo lo que se hace con ella y lo pone en práctica posteriormente en diferentes situaciones. Con esta pequeña, el método funciona pero me interesa llevarlo a cabo con otros niños y/o adolescentes para comprobar su eficacia.
Si alguien está interesado/a en que comencemos con algún amigo, familiar y demás, aquí tenéis mi contacto. No doy más datos, si tenéis dudas preguntad. Gracias :-)
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