¿Os habéis dado cuenta de lo que ocurre cuando aparece el "y si..." en una conversación? Suelen ser conversaciones de confianza, donde se comentan dudas y/o problemas entre amig@s con la idea de encontrar la respuesta que creemos necesitar. Parece que al lanzar el "y si..." estemos esperando que nos den una razón para hundirlo, que nos ayuden a matar los miedos que nos asaltan y los que empujan al "y si..." a salir.
La aparición del "¿y si sale mal?, ¿y si me equivoco?, y si no está bien?"... rompe con las posibles esperanzas que tenemos de estar haciéndolo bien. Pero ¿quién lo hace siempre bien?, ¿quién no aprende equivocándose?. Si aprendemos a través de los errores, ¿por qué queremos no errar?
Seguimos manteniendo el miedo a equivocarnos, como si fuera un fracaso el error. El fracaso es no arriesgarse, dejarse llevar por la sensación de que nada va a cambiar y que mis pasos no tienen repercusión. Tal vez hoy no, pero mañana será diferente.
Así que, nos queda jugar con el "y si..." y darle la vuelta para que nos apoye. Diremos "¿y si todo sale bien y me lo pierdo por no intentarlo?". Vamos a darle cabida a los buenos pensamientos entre las dudas. Vamos a aceptar que las opciones pueden ser negativas pero también positivas, y elegir no es errar, es elegir simplemente.
Os animo a probar, y ya me decís qué tal ha ido... ;)
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