martes, 17 de mayo de 2016

El valor del valor


Hoy es 17 de mayo, es el Día Internacional de la LGTBfobia.

Hoy es el día en el que se vuelve a reivindicar que "salir del armario" en muchos países está castigado con la muerte y/o con penas de prisión.

Hoy se recuerda que, en el siglo XXI, la homofobia existe y sigue siendo difícil, en algunos entornos, amar libremente.

Hoy es un día para armarse de valor.

Y es curioso que, cuando le preguntas a una persona por sus cualidades pocas veces nombra el valor. La mayoría cree que no lo tiene, sin embargo para vivir se necesita mucho.
Para "salir del armario" se necesita valor, para atreverse a conocer lo desconocido también se necesita. Y para defender lo que crees justo, el valor es lo más necesario.

Se necesita valor para mirar a los ojos a otra persona y desnudar tu alma sin filtros. Se necesita para decidir qué camino escoger y defender tu elección. Se necesita para levantarse por las mañanas y buscar oportunidades de cambio. Se necesita incluso para votar por el partido que tú quieres, sin dejarte llevar por lo que opinen los demás.

Se necesita valor para tomar tus propias decisiones y para mantenerlas, caiga lo que caiga. Y se necesita para levantarse cuando se ha caído, confiando en tus propias fuerzas.

Se necesita valor para ser madre y para no serlo, para educar y para dejar ir al hijo o hija. Y sabes que una madre y un padre tienen ese valor aún cuando no lo crean.

Y sabes que tienes ese valor que te levanta por las mañanas y que te empuja a jugarte la ansiada estabilidad a cambio de una intuición. Sabes que puedes levantarte, aún cuando lo hagas sin darte cuenta. Sabes que puedes... Y si yo te pregunto si tienes valor, me dirás que no... Pero estás aquí, has dado el primer paso dejándote ayudar y eso ya es tener valor...

Porque tener valor no es no tener miedo, sino caminar a pesar de ese miedo. Aceptar los nervios, las dudas, las manos sudorosas, el corazón alterado... y con eso caminar.

Tener valor es lo que haces todos los días, es la fuerza que te empuja una vez más. Y sabes que lo tienes, yo sé que lo tienes...

Tal vez la próxima vez que te pregunte ya estés preparado/a para decirme que tienes valor... pero también miedo. Y no pasará nada...

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