martes, 16 de septiembre de 2014

La felicidad...

Para hablar de la felicidad hay que preguntarse primero, ¿qué es para mí la felicidad? Ahora te invito a que pienses tu respuesta y después sigas leyendo.

Nuestra sociedad ha convertido la felicidad en un objeto, una cosa que tenemos que conseguir. Desde este punto de vista, la hemos confundido con el confort, el placer o el bienestar, que en ocasiones pueden señalarla pero que no son el camino. Por ejemplo, el dinero. El dinero no da la felicidad, el dinero sirve para cubrir las necesidades de alimentación, vivienda y ropa que, de no cubrirse, hacen más difícil la supervivencia. Pero por sí solo no es más que un trozo de papel impreso.
No te hace más feliz tener un móvil nuevo, te da la satisfacción de creer que ya nadie está por encima de ti porque llevas lo último en tecnología. Alimenta tu ego pero no te hace feliz.

Es realmente difícil ser felices si buscamos de manera obsesiva la felicidad. Sobretodo cuando la consideramos un destino. La felicidad no es el lugar dónde tienes que llegar sino que está en el camino, en la manera de transitarlo, de aceptarlo y de vivirlo.  Y así puedes encontrar personas que se dedican a perseguir la felicidad y otras que la crean desarrollando su conciencia, disfrutando de las cosas esenciales o regalando alegría a quien los rodea. Es cuestión tuya...

Lo que sí es cierto es que cada vez más confundimos valor con precio y dejamos de valorar las cosas esenciales, razón por la que la infelicidad no deja de aumentar. Para curar esa infelicidad recurrimos a las pastillas pero ellas no nos la darán, como tampoco nos liberarán completamente de la tristeza. De hecho no debemos pretender eliminar la tristeza pues sin ella no reconoceríamos, por contraste, la alegría y la felicidad. Además, la tristeza es una señal de que hay algo que solucionar. Es una invitación a adentrarnos en nosotros mismos.

Entonces, ¿donde está la felicidad? Más que buscarla, podemos encontrarla aquí y ahora. La felicidad no se busca, se encuentra. No está en las cosas, se pone cuando se usan. Más que el destino, es el viaje y nosotros podemos crearla con libertad desde el amor. Te invito a que lo hagas, a que construyas tu propia felicidad sin juicios.

Amigo/a, gracias por leerme y por favor, no te creas nada de lo que te he dicho. Coge lo que te sirva y lo que no lo dejas, crea tu propia versión de la historia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario