miércoles, 14 de mayo de 2014

Aferrados a lo material

Creo que fue ayer, o el día de antes, que vi en Facebook una imagen que recordaba algo así como que disfrutáramos de las cosas materiales de que disponemos pero que no nos agarráramos a ellas como si las necesitáramos. Hoy también he visto un vídeo en el que se recuerda que, a pesar de poder hablar con muchas personas a la vez y que están lejos, el móvil nos separa. Nos impide vernos a los ojos y nos impide disfrutar de los momentos que pasamos con otra persona.

Para mí es cierto que vivimos aferrados a un aparato como si la vida no existiera si no la vemos en su pantalla. Es cierto que quedar con tus amigos ya no es lo mismo porque gran parte de la cita transcurre mirando el móvil y escribiendo Whatsapps. Es cierto que, a pesar de estar cerca de los más lejanos, estamos lejos de los más cercanos. Se nos olvida que el teléfono móvil es relativamente nuevo y que hemos crecido sin él, al menos yo. La vida no necesitaba ser publicada, solo vivida y eso se nos olvida con facilidad. La tecnología nos ayuda, no lo vamos a negar, pero también nos hace más fríos y más individualistas de lo que ya éramos. Además, también nos sirve para competir. Nos dejamos llevar por esta vorágine de tener lo último para destacar entre los demás. Es otra de las cosas que nos empuja a olvidarnos de mirar en nuestro interior, de reconocer a esa persona que somos.

Michael Jackson decía en una de sus canciones que, para cambiar el mundo, iba a empezar por cambiar el hombre que veía en el espejo cuando él se miraba. Mantengo la esperanza de que algún día seamos capaces de darnos cuenta que el mundo real está fuera del móvil, que lo que se refleja es la vida y que, para cambiar, no tenemos que cambiar de aparato sino cambiar al ser que se refleja en él.

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